Esta figura, de
apenas 102 mm de altura y 340 gramos de peso, perteneciente a la cultura
natufiense y realizada en calcita, fue hallada en la cueva de Ain Sakhri,
cerca de Belén, en 1933, y desde 1958 forma parte de las colecciones del Museo
Británico, entidad que incluso le dedicó un episodio en su serie "La historia del mundo
en 100 objetos", en el año 2010. (1) Ella constituye
la representación más antigua conocida de una pareja desnuda, sentada frente a
frente, sus brazos y piernas entrelazadas en íntimo abrazo, haciendo el amor.
En 1933, el
diplomático francés René Neuville (por entonces vicecónsul), y el eminente
abate Henri Breuil (titular de la primera cátedra de prehistoria del Collège de
France), quienes compartían la pasión por esta temática, fueron a visitar un pequeño
museo en la ciudad de Belén. Al final del recorrido había un cofre en el que se
habían recolectado un conjunto de artefactos procedentes de la zona, reunidos por
sacerdotes franceses. Fue entre ese heterogéneo conjunto de elementos que Neuville
encontró esta figura, la que llamó de inmediato su atención. Rastreó entonces
la pieza y logró contactarse así con el beduino responsable del hallazgo, quien
a su turno lo condujo a las cuevas de Ain Sakhri, en el Wadi Khareitun, en el
desierto de Judea, cerca de Belén, y de donde la estatuilla recibió en adelante
su denominación. El contexto arqueológico donde se la encontró indica que la
misma no estaba asociada a un ritual funerario sino que constituía un objeto de
tipo doméstico.
La estatuilla de
Los amantes de Ain Sikhri se adscribe a la cultura epipaleolítica denominada “Natufiense”,
que se desarrolló en el Próximo Oriente en la zona de las actuales Siria,
Israel, Palestina, Jordania y Líbano, constituida por comunidades ya
sedentarias de cazadores y recolectores especializados en gacelas y cereales (y
de la evolución de cuyas prácticas surgiría la agricultura). En los yacimientos
natufienses se han encontrado también las más antiguas evidencias arqueológicas
de la domesticación del perro.
Pues bien, en
este contexto, hace unos 11000 años (9000 antes de Cristo), manos humanas dieron
forma a esta piedra y crearon una escultura sumamente singular. Pues no se
trata solamente de dos amantes sin rostros que sin embargo percibimos como mirándose
a los ojos, o de la imposibilidad de atribuir el sexo correspondiente a cada
uno de ellos, sino que además –tal como señala el artista británico
contemporáneo Marc Quinn-, si variamos el ángulo desde el cual la observamos,
podemos percibir tanto la pareja completa como sus órganos sexuales en forma
separada, lo cual remite en términos actuales a una especie de película en que
podemos incluir planos generales o planos de detalle.
Y concluye: “Ahora bien, el hecho
de que veamos a los amantes de Ain Sakhri como una pieza de arte erótico, como una
tierna expresión de amor hetero u homosexual, como un símbolo de fertilidad, o de
masculinidad, o como una metáfora de la creación, depende de nuestro contexto y
creencias. Pero mientras disfrutamos de la ingeniosa composición y la destreza
artística, ciertamente estamos conectando nuestro presente con nuestro pasado más
profundo y con un período de significativa transformación en la historia
humana.”
(1) La escultura de los amantes de Ain Sakhri fue adquirida por el Museo Británico en la subasta de los bienes de René Neuville realizada por Sotheby’s en 1958.