domingo, 22 de febrero de 2015

Sobre amantes y armiños, o cómo Cecilia acaricia a Ludovico. (por Alba Perez Romero)

Los mantos regios son realizados a partir de la piel de la rata de Armenia, más conocida como armiño. El animal es pardo en verano y blanco en invierno, época en que mantiene únicamente la mosqueta negra de la punta de la cola.





Una de las más famosas representaciones artísticas de dicha criatura es “Dama con armiño” de Leonardo Da Vinci, (si bien durante muchos años se dudó de la verdadera autoría de la pintura).



 

A pesar de las discusiones acerca de si el animal es un armiño o un hurón, lo que se sabe con certeza es que la retratada es Cecilia Gallerini. Leonardo Da Vinci la conoció en Milán, dado que ambos vivían en el mismo palacio: el Castillo Sforzesco, propiedad de Ludovico Sforza. De hecho, Cecilia Gallerini era la amante de Ludovico Sforza, uno de los principales mecenas de Leonardo da Vinci. 

Por su color blanco, el armiño es asociado a la pureza e inocencia. De allí que la retratada estaría investida de esas características. Pero una segunda lectura propone otra relación, de tipo  lingüístico,  entre el animal y la mujer: En griego, el armiño es “galé”, lo cual evoca el apellido de Cecilia, “Gallerini” Y finalmente, sabemos que uno de los apodos de Ludovico Sforza, más allá del más conocido -“El Moro”- era “L’ Ermellino” (un pequeño armiño). Con lo cual el animal en los brazos de Cecilia Gallerini sería una alusión al propio Ludovico Sforza. Desde esta perspectiva, el cuadro pasaría a ser en realidad una pintura representativa de los amantes, cuya relación estaría expuesta de una manera sutil.

Este cuadro es uno de los cuatro únicos retratos femeninos que realizó Leonardo en toda su vida. Los otros tres son la archifamosa “Gioconda”, “Ginevra de Benci” y “La belle Ferronière”.

“Ginevra de Benci”    



“La belle Ferronière”


Volviendo a la historia del cuadro de Da Vinci, la pintura pertenecía a la colección de arte de la familia polaca Czartorysky.

Cuando Alemania invade Polonia en la Segunda Guerra Mundial, la obra se salva de las bombas pero no de los soldados nazis, que encuentran esta pintura escondida en uno de los castillos de la familia Czartorysky y la envían a un museo alemán. Al año siguiente, el gobernador general de Polonia Hans Frank (que en realidad era un militar alemán), solicitó que la obra fuese restituida y la pintura fue colgada en una de sus oficinas. Al finalizar los conflictos bélicos, las tropas aliadas o, más precisamente, los denominados "Monuments Men"  -encargados de rastrear las obras de arte que habían sido expoliadas o escondidas- encontraron la pintura en una de las mansiones de Hans Frank en Baviera (Alemania). La recuperaron y la devolvieron a Polonia, donde actualmente se expone en el Museo Czartoryski de la ciudad de Cracovia.



Soldados aliados en la Estación Central de Ferrocarril de Cracovia, Polonia