El castillo de Angers, en Francia, una impresionante edificación con 17 torres cuyos orígenes se remontan a la época romana, da albergue a una colección de tapices de enormes dimensiones. No son tan conocidos como el famoso tapiz de Bayeux (que técnicamente no es un tapiz ya que se trata de bordados, pero bueno, dejando el detalle de lado ...) Tampoco han sido objeto de reproducción cinematográfica como los de "La dama y el unicornio" o los de "La caza del unicornio" que decoran la sala común de Gryffindor y aparecen en algunas escenas de las películas de Harry Potter. Y sin embargo constituyen una obra única en su género, de más de 800 metros cuadrados de superficie total, realizada en las últimas décadas del siglo XIV, y susceptibles de una triple lectura: religiosa, histórica y estética.
La obra completa, inspirada en el Apocalipsis de San Juan (último libro del Nuevo Testamento), fue encargada por Luis I de Anjou (hermano del rey) a un pintor conocido como Jean de Brugges, que fue también el encargado de realizar los cartones-base. (La realización de un tapiz implica tres roles sucesivos: en primer término, el diseño pictórico, luego, la transferencia por ampliación de ese diseño a los cartones que constituyen la base del tejido, y por último la confección del tejido en sí) La factura del tapiz, realizada en el taller de Nicolás Bataille en un tiempo record de apenas siete años, es particularmente notable, no sólo por la belleza de su colorido (más allá del deterioro producto del descuido con que fue tratada durante siglos) sino sobre todo por la característica de que los tapices resultan absolutamente reversibles, no siendo visible por lo demás ningún nudo en la lana, lo cual evidencia una asombrosa maestría en su ejecución.
El esquema compositivo abarca seis tapices, cada uno de ellos con un personaje dominante en la parte superior, y debajo, dos registros de sucesivos "cuadros" cada uno, a manera de viñetas. Desafortunadamente, la obra sufrió variadas peripecias a lo largo de los siglos, por lo que algunas de sus partes resultaron mutiladas. No obstante, ya a partir del siglo XIX comenzaron los esfuerzos tendientes a su rescate y desde mediados del siglo XX la obra cuenta con una sala de exposición propia, adecuadamente protegida y actualmente en penumbras (para evitar el deterioro por la luz solar) en el castillo de Angers. Sesenta y seis escenas de las ochenta y cuatro originales pueden observarse.
Desde el punto de vista religioso, resulta interesante señalar que en todos los tapices aparece la figura de San Juan, ya sea como actor o como espectador, pudiendo identificárselo con facilidad por su manto rojo sobre túnica blanca o azul. Ahora bien, también cabe citar en relación a los tapices ciertos elementos históricos.: En efecto, concebida y ejecutada durante la Guerra de los cien años entre Francia e Inglaterra, pueden reconocerse en la obra algunas figuras contemporáneas, así como fenómenos de peste y hambre que asolaron la Europa del siglo XIV. Por último, desde el punto de vista artístico propiamente dicho, la obra presenta una peculiar conjunción de criterios estéticos típicos de la miniatura gótica y el incipiente realismo flamenco.