Uno de los juegos al aire libre más populares de
la Provenza es el juego de la “petanque” (una especie de juego de “bochas”,
cuyo antecedente se encuentra en un juego muy similar y ampliamente difundido a
fines del siglo XIX y principios del XX llamado “juego provenzal”. ¿Pero cómo
es que surge la “petanque” como forma derivada de este “juego provenzal”?
Pues
en la localidad llamada La Ciotat, cerca de Marseille, un antiguo y notable
jugador de juego provenzal llamado Jules Lenoir estaba experimentando problemas
de movilidad que le impedían jugar como en otros tiempos y entonces su amigo
Ernest Pitiot, dueño de un café de la localidad, decidió desarrollar hacia 1910
una variante del juego que básicamente introducía dos modificaciones: se
reducían a la mitad las dimensiones del campo de juego, y se eliminaba la
posibilidad de dar tres pasos antes de arrojar la bola, con lo que el jugador
debía actuar con sus “pes tancats”, que en el dialecto provenzal del idioma
occitano significa “pies pegados” (obviamente al piso) De aquí derivó el nombre
francés “petanque” dado al juego.
Ahora bien, qué tendrá que ver este primer párrafo con el título de este
artículo? Pues resulta que existe una tradición entre sus jugadores, tradición
sobre cuyos orígenes hay multiples interpretaciones, pero tradición en fin en
virtud de la cual aquellos que llegan a perder el juego con una puntuación 13 a
1 son castigados con una “prenda” consistente en “besar las nalgas de Fanny”.
Por cierto, Fanny no es una mujer real (aunque pudo serlo en sus orígenes) sino
una representación bajo forma de poster, o figura de cerámica, que se lleva al
campo de juego (frecuentemente en una especie de templete dotado de una campana
para anunciar el magno acontecimiento) a fin de que esté siempre disponible
para la “eventualidad”.
Si analizamos
estos posters de Fanny “con ojos de artista” advertiremos sin embargo de
inmediato ecos sumamente clásicos. En efecto, ya los griegos tenían su versión
de Fanny bajo la forma de la llamada Venus Kalipigia (de Kalos, hermoso y
Pigia, nalgas) o sea que decir Venus Kalipigia es como decir la Venus de las
hermosas nalgas … (pero convengamos que suena mucho mejor!)
Un ejemplar de
esa Venus Kalipigia en copia romana del siglo I (sobre un original griego del
período helenístico) se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles. Cabe
señalar no obstante, en honor a la verdad, que la estatua se encontró sin
cabeza, y -conforme los parámetros del siglo XVI- fue restaurada entonces
haciendo que la cabeza mirara por encima del hombro en dirección hacia las
nalgas, lo que tal vez haya contribuido –y no poco- a su popularidad.
Otra copia se encuentra también en el Museo del Hermitage en San Petersburgo. Y ya en tiempos de Luis XIV los escultores Jean Jacques Clerion y Francois Barois (1656-1726) hicieron sendas copias para este monarca. La de Barois puede admirarse en el Museo del Louvre (en el ala Richelieu, Cours Marly, sala 102 para más datos) … aunque ciertamente no del todo, ya que poco después otro escultor, Jean Thierry (1669-1739), la “vistió” agregándole unos paños para “preservar el pudor”. O sea …
Reconectando con
“Fanny”, un tema del cantante francés George Brassens (1921-1981) llamado justamente
“Venus callypige”, que describe la estatua de Nápoles, dice en uno de sus
versos “quand je perds aux boules, … En embrassant Fanny je ne pense qu’a vous”,
traducible como “cuando pierdo en las bochas, y mientras beso a Fanny, sólo
pienso en usted” …
Y asi es como hemos conectado una escultura griega datada 300 años antes de Cristo,
su copia romana del Arqueológico de Nápoles o su versión barroca “pudorosa” del
Museo del Louvre … con el juego
provenzal de la pétanque!