“Los caballeros
cátaros” es el nombre de unas misteriosas e imponentes esculturas en cemento de
unos 13 metros de altura realizadas por
el escultor Jacques Tissinier y ubicadas en 1980 junto a la autopista “de los dos Mares” (que
conecta el Atlántico con el Mediterráneo) en territorio de Narbonne, en el sur
de Francia.
Obra que a su turno inspiró la canción “Los caballeros cátaros” de Francis Cabrel, cuando en referencia a estas figuras dice “que lloran dulcemente al borde de la autopista”
Pero qué significan estas moles? De dónde deriva su nombre? Qué memoria evocan?
A principios del siglo XIII la zona sur de Francia era un principado independiente, dentro del cual florecía una de las culturas más ricas de Occidente. Compitiendo tal vez solo con Bizancio, florecían allí las disciplinas filosóficas, los estudios de las lenguas griega, árabe y hebrea, la poesía y la música trovadorescas. Y una particular forma de cristianismo había surgido en la región, cuyos seguidores recibían el nombre de cátaros (palabra griega que significa "los puros"). Rasgos esenciales de su pensamiento eran: primero, su insistencia en la "gnosis" o conocimiento directo y personal de la divinidad a través de una experiencia mística de primera mano, y su consecuente rechazo de las jerarquías clericales constituidas como intercesores oficiales entre el individuo y la divinidad, y segundo, su "dualismo cosmológico", en virtud del cual existían en el mundo dos principios antagónicos de igual jerarquía, uno espiritual asociado al bien y otro material, asociado al mal, motivo por el cual predicaban el ascetismo y la vida sencilla.
Considerados herejes por la Iglesia católica, ésta procuró primero su erradicación por medio de la palabra, enviando a Bernardo de Claraval a predicar. Pero resultó que éste quedó sorprendido por la pureza moral de los cátaros y horrorizado por la corrupción de la Iglesia católica de la región. Mientras, en Roma, el Papado percibía con preocupación creciente su pérdida de control sobre la zona (y obviamente menguados sus ingresos por diezmos) y también percibió que la envidia de los señores del Norte de Francia, codiciosos de las riquezas de sus pares del sur, podía ser capitalizada. Y así es como surgió una de las Cruzadas más violentas de la historia, la cruzada contra los albigenses, ordenada por Inocencio III, conducida por el abad cisterciense de Coteaux y liderada militarmente por Simon de Montfort. Los Cruzados se pusieron en acción con el objetivo de destruir la herejía albigense (llamada así por su centro de difusión en la ciudad de Albi) y con ello lograron finalmente convertir en ruinas la cultura europea más elevada de la Edad Media.
Episodios notables de esta cruzada fueron por ejemplo los sitios de Beziers, en que la totalidad de la población fue exterminada (según las crónicas, consultado el legado papal acerca de cómo distinguir cátaros de católicos, éste le habría respondido "Mátenlos a todos, que ya Dios sabrá reconocer a los suyos"), y en carta a Roma expresaba entusiasta que ese día "dos mil personas habían sido exterminadas, sin distinción de raza, género o edad".
Igualmente macabro fue el final del sitio de Montsegur, en que al día de hoy un monolito recuerda que en ese lugar, más de 200 cátaros fueron encerrados con una empalizada y quemados vivos ... (el lugar recibe ademas la terrible denominación de Camps des cremats, campo de los quemados, en idioma occitano)
Y concluidas las operaciones militares, vinieron los juicios de la Inquisición. Empresa para la cual contaron nada menos que con Santo Domingo de Guzman, creador de la orden que luego llevará su nombre (los dominicos) y creador tambien de esta institución, de la cual los cátaros fueron las primeras pero no serían las únicas ni las últimas víctimas.
Existe incluso una especie de "contienda histórica" entre jesuitas y dominicos, órdenes ambas que fueron fundadas para luchar contra herejías, respectivamente, contra protestantes y albigenses, contienda que los dominicos afirman haber ganado ya que ... bueno, ¿quién ha visto un albigense últimamente?
Como sea, los cátaros fueron obliterados, y con ellos la magnífica cultura que alguna vez señoreó las tierras del Languedoc. Hoy, los tres caballeros de la escultura de Tissinier, al lado de la autopista en Narbonne y la canción de Francis Cabrel, nos recuerdan su historia.