domingo, 14 de julio de 2019

Texturas en Amsterdam (por Alba Perez Romero)


Género realista por antonomasia, la naturaleza muerta constituye una representación de texturas que genera asombro ante la habilidad del pintor. La naturaleza muerta es un género de virtuosos.  Y así como el Barroco genera virtuosos del violín, también lo hace en el género de la naturaleza muerta. 

En Holanda el género se denomina stilleven. Recién en el siglo XVIII recibirá en Francia el nombre de "nature morte", denominación que pasará al italiano y al castellano. En inglés sigue denominándose "still life" (vida detenida), de modo tal que mientras ésa es la denominación propia del género en el Norte de Europa, en el sur se lo reconoce por el nombre de naturaleza muerta.

A su vez, dentro de las stillleven holandesas hay varias alternativas: Ontbitje, o desayuno, comida no formal, Banketje (banquetes) y Pronkstilleven o naturalezas muertas suntuosas. (También hay Bloemstilleven, esto es, naturalezas muertas florales.) 

Las obras exhiben una variedad de objetos en desorden pero tienen un gran orden compositivo. Simbólicamente, el tiempo es un elemento presente: se evoca el hecho de que ”alguien pasó por allí”.


Pieter Claesz y Willem Kalf son dos representantes significativos del género, cuyas obras pueden admirarse en el Rijksmuseum de Amsterdam.  

Tenemos así por ejemplo. de Pieter Claesz, la siguiente naturaleza muerta con pescado. Es una pintura de familia "burguesa" que exhibe su bienestar económico.  Ello se da sobre todo al exhibir uvas o limones que en Holanda son frutas exóticas. En este caso también hay sal y pimienta. La presencia de porcelanas chinas y especias importadas refleja la prosperidad de la nación. Técnicamente son asimismo notables los reflejos de la luz en el cristal de la copa.   







Análogamente, en la naturaleza muerta con jarra de plata de Willem Kalf son notables los efectos de luz sobre la jarra. También hay un cuenco de porcelana china y una copa Roemer de cristalería holandesa sobre base de orfebrería.  La fruta, que parece ser un membrillo, refleja su color amarillo en la jarra. La consumada técnica del artista se plasma en la infinidad de matices que exhibe el metal.