domingo, 28 de abril de 2019

A vos nunca te regalaron un rinoceronte? (por Alba Perez Romero)


Uno de los rasgos más peculiares de la Torre de Belem, ubicada en la desembocadura del rio Tajo y emblema de Lisboa, la capital de Portugal, es una gárgola con forma de rinoceronte. 






Pero no se trata de "un" rinoceronte. No, no. Se trata de un rinoceronte con "nombre y apellido", muy "viajado", ganador de un combate, admirado por reyes y Papas, objeto de cartas, dibujos, grabados, esculturas, porcelanas, escudos y novelas.!!

Su historia se inicia como un regalo, y si vamos al caso, su vida transcurrió como un "regalo" que pasó de mano en mano. Primero el sultán Muzafar II se lo regala a Alfonso de Albuquerque, gobernador de las Indias portuguesas. Y Alfonso de Albuquerque decide embarcarlo hacia Lisboa como regalo para el rey de Portugal Manuel II, que lo recibe encantado. (También le mandó un elefante, pero elefantes, ya tenía como cinco ... ) El animal causó gran revuelo en Europa, suscitando descripciones literarias y dibujos varios, con mayor o menor adecuación al modelo "vivo" ...

Así por ejemplo, cabe mencionar una carta original en alemán a su respecto de la cual se conserva una copia en italiano en la Biblioteca Nacional de Florencia, un grabado de Burgkmair bastante fiel que se preserva en la colección Albertina de Viena, 


y tal vez su versión más famosa, el grabado de Durero que se exhibe en el Museo Británico. 


grabado que a su vez fue fuente de inspiración para el escudo de Alessandro de Medici. 

Cuestión que el rinoceronte se convirtió en una auténtica atracción. Y más aun cuando Manuel I, a fin de comprobar los dichos de Plinio el Viejo en su "Historia Naturalis" acerca de la rivalidad entre rinocerontes y elefantes, orquestó precisamente una competencia entre el rinoceronte y uno de sus elefantes de la que el rinoceronte resultó claro ganador (aparentemente, el elefante se asustó de los gritos de la multitud y salió corriendo). 

Así pues, testas coronadas (y sobre todo, "mitradas") manifestaron su deseo de conocer a este prodigio. Manuel decidió mandárselo de regalo al Papa Leon X Medici, a quien ya le había regalado un elefante con motivo de su coronación. Pero esa es otra historia. Volvamos a nuestro rinoceronte. 

Luego de su éxito en Lisboa, Manuel de Portugal resuelve enviar el rinoceronte al Papa, no sin antes hacer una escala en Marsella, a fin de que el rey Francisco I pueda acercarse a "darle un vistazo". Y solo entonces leva anclas nuevamente la nave rumbo al Papado, a donde sin embargo Ganda (tal el nombre del rinoceronte) nunca llegará ... 

Tormenta y naufragio mediante, engrillado a cubierta, muere ahogado. Su cuerpo es rescatado y rellenado con paja (impagliato dirán los italianos) pero ya no causará la misma sensación. 

Sin embargo, su fama perdura desde la gárgola especialmente diseñada en su memoria en la Torre de Belem en Lisboa, hasta una de las puertas de bronce de la Catedral de Pisa, y desde su reproducción en porcelanas Meissen hasta la escultura evocativa de Dalí que se encuentra en Puerto Banús, en Marbella  






Y Lawrence Norfolk nos relata su historia en la novela "El rinoceronte del Papa" 


Lo que se dice, toda una celebridad.