Ubicada en lo alto de una colina y rodeada de un parque de especie exóticas, entre las cuales cabe señalar más de 50 sequoias gigantes, la residencia, que consta de 365 habitaciones, fue rediseñada y redecorada entre 1853 y 1889 en estilo morisco.
Caracterizadas por un extravagante depliegue cromático y ornamental, sus salas presentan al visitante una sucesión de vistas, todas diferentes. La sala de los Pavos Reales por ejemplo, es una explosión de geometrías de color, mientras que la sala Blanca cautiva con sus intrincados diseños.
Sobre un arco se encuentran escritas las palabras "Non Plus Ultra", expresión latina que a modo de advertencia aludía antiguamente a los confines de la Tierra. En este contexto, tal vez la expresión comunique la visión de llevar a los visitantes más allá del mundo conocido, a sus sorprendentes interiores.
Luego de la Segunda Guerra el castillo fue transformado en hotel de lujo, pero ya en la década de 1990 fue abandonado. Existe hoy un comité especial dedicado a su recuperación, que organiza visitas abiertas al público en fechas especiales. Vale la pena chequear si uno anda por Florencia!