Cuenta la leyenda que dos sirenas iban nadando. Una de ellas se sintió atraída por la ciudad de Copenhague y allí se quedó. La otra continuó nadando por el Mar Báltico, el golfo de Gdansk y el río Vístula, que la condujo al centro de Varsovia.
La primera es a la que alude Andersen en su famosísimo cuento “La sirenita”, llevado al cine por Disney, donde ella renuncia a sus dones por amor. Su escultura es símbolo de la ciudad de Copenhague.
La segunda, por otro lado, se dedicaba a liberar a los peces de las redes de los pescadores. Luego de diversos avatares, fue secuestrada. Afortunadamente fue rescatada y entonces, agradecida, la sirena prometió defender a Varsovia en adelante, motivo por el cual el emblema de la ciudad exhibe una sirena con un escudo y una espada. Su figura se repite en diferentes monumentos y también en la decoración del parlamento polaco.