lunes, 30 de marzo de 2020

El viento de Trieste, de la lata al museo (por Alba Perez Romero)




Trieste es la ciudad del viento Bora, un viento característico que sopla desde las montañas hacia el golfo y cuya magnitud suele ser tal que las autoridades municipales colocan sogas en las calles para que la gente pueda desplazarse sin salir “volando”.  




Una rosa de los vientos ubicada al final del muelle conocido como Molo Audace ubica la Bora entre otros vientos célebres. 






Habría acaso alguna posibilidad de transformar este viento en oportunidad de negocio? Pues los dueños de una pequeña librería especializada en guías turísticas y libros de viajes, encontraron una opción curiosa, original y lucrativa, en el rubro "souvenir". 

Y asi fue como la Bora fue convertida en "producto enlatado". La "Bora en scatola" se convirtió en souvenir exclusivo, en cinco variedades, bajo los títulos:


- Ráfagas seleccionadas
- Unica y original
- Poderoso antiniebla
- Ideal para regatas, y
- Para cambiar de aire  

  



(Por supuesto, no podemos dejar de preguntarnos cuál habrá sido la expresión del burócrata de turno a la hora de definir la aplicabilidad de las normas sobre rotulado de latas sobre estas cinco variedades del viento en cuestión ...)  

Pero no fue ésta la única idea de estos inteligentes emprendedores, quienes inmediatamente encararon un nuevo proyecto que conduciría a la creación del Museo del Viento de Trieste.

Ubicado en Via Belpoggio 9, este peculiar museo se organiza en amenas secciones cuyos objetos abarcan las más diversas áreas científicas, culturales o artísticas relativas a "la Bora". 

Ingeniosamente concebida, la exhibición abarca desde elementos referidos a Eolo (dios de los vientos de la mitología griega y del cual Bora sería hija), a una muestra de molinitos, veletas y hasta espantapájaros "eólicos" procedentes de Bali o Eslovenia, infinidad de fotografías y testimonios, modelos de las cuerdas que se colocan para oficiar de sostén en los días en que el viento es particularmente impetuoso, y muy especialmente, una sorprendente colección de Vientos del Mundo, obsequiados por visitantes apasionados y que se preserva en pintorescos "contenedores individuales prolijamente etiquetados"




domingo, 29 de marzo de 2020

Una Vespa decorada por Dali (por Alba Perez Romero)






Notable. Uno de los modelos más valiosos de la famosísima marca italiana de scooters Vespa fue fabricado en España, decorado por uno de los pintores españoles más famosos del siglo XX, y conducido por todo el mundo por dos jóvenes españoles. 

En efecto, en 1962, un par de estudiantes universitarios, Antonio Veciana y Santiago Guillén, inspirados por una película basada en la celebre novela de Jules Verne "La vuelta al mundo en 80 días" decidieron emular a su protagonista, Phileas Fogg, y realizar análogo recorrido a bordo de esta Vespa, registrada legalmente en Albacete y a la cual, en homenaje a la amada ideal del Quijote cervantino, apodaron "Dulcinea".    .


Con el auspicio de la fábrica italiana y de la aerolínea británica BOAC (British Overseas Airways Corporation) que los trasladaría por vía aérea en los tramos marítimos que así lo requiriesen, los jóvenes partieron rumbo a Francia, pero antes se detuvieron en Cadaqués, donde residía el pintor surrealista Salvador Dalí, quien decoró el vehículo e inscribió en él su nombre y el de su esposa y musa inspiradora Gala. 



Los nombres de Gala y de Dalí así inscriptos en la máquina transitaron más de 40.000 kilómetros en un recorrido que abarcó 17 países hasta retornar a Madrid, 79 días después, justo para el 12 de octubre, Día de la Hispanidad.  Igual que Phileas Fogg en la novela, ellos también habían ganado un día viajando hacia el Este. 

Poco después Veciana y Guillén escribirían un libro relatando su viaje. La moto, por su parte, está expuesta en el Museo Piaggio de Pontedera, a apenas 30 km de Pisa.