Originalmente, Osiris es un
dios de la tierra negra, de las aguas de la inundación y de la fertilidad.
También es un dios de la vegetación y de la fuerza germinativa de las plantas,
en especial de las plantas cultivadas, como la cebada. Por esta razón, a partir
del Reino Nuevo, es frecuente que en las tumbas se depositen los llamados
Osiris vegetantes, como el que aparece en la imagen, hallado en la tumba de
Tutankhamon. Un Osiris vegetante es básicamente una caja de madera con la
silueta de Osiris, en cuyo interior se colocan tierra y semillas de cebada. El
objeto se deposita en la tumba, y cuando la cebada germina, eso simboliza la
resurrección del difunto.
La vinculación entre Osiris y la vegetación explica
también imágenes como la de la derecha, en que el dios está representado
estirado, momificado, con espigas de cebada que brotan de su cuerpo.
En general, en todas las religiones, los dioses de la
fertilidad y de la vegetación, son también, al mismo tiempo, dioses de los
muertos. En efecto, de la misma manera que las semillas se entierran para que
fructifiquen, los difuntos se entierran para que se regeneren, para que
renazcan, para que resuciten. De ahí que a Osiris se le llame Unennefer, que
significa "aquel que está eternamente en buenas condiciones". En
efecto, Osiris es un dios muerto, pero también es un dios resucitado.