Las ruidosas (y asumámoslo, bastante feúchas) cigarras, constituyen todo un símbolo de la región de Provenza. y su versión decorativa constituye uno de los souvenirs tradicionales para los visitantes.
Según los habitantes de la región, las cigarras fueron enviadas por Dios para despertar a los campesinos de sus siestas (podemos imaginar unas siestas “post-bouillabaisse” por ejemplo!) como para que de ese modo dejaran de holgazanear y se abocaran nuevamente a sus tareas. Pero parece que el plan no resultó, en vistas de la expresión, también típica, “No es bueno trabajar cuando la cigarra canta”.
Buena parte de las cigarras decorativas provenzales llevan el texto “Lou soulei mi fa canta” (“el sol me hace cantar”), epigrama creado por el Premio Nobel de Literatura Fréderic Mistral, (célebre asimismo como promotor de la lengua provenzal), quien acuñó la frase hoy presente en múltiples “souvenirs”. Entre ellos cabe subrayar dos, creados por el ceramista Louis Sicard: un pisapapeles, representando una cigarra sobre una rama de olivo sobre la cual se inscribe el epigrama de Mistral. y un “regalo empresarial” consistente en una especie de “vasos de pared”, obviamente con forma de cigarras que pueden rellenarse con flores o hierbas.